Discurso a los alumnos de 7mo. grado 2023 – Nivel Primario
Estimadas autoridades: Equipo directivo del Nivel Sra. Alejandra Paniagua, Sra. Silvia Rosset, Sra. Cintia Jaime. Docentes. Sr. Vicerrector, Fabián Gómez, Directores de la Pastoral Sr. Alejandro Olivera y P. Emanuel Vega, SJ,
Estimadas Familias presentes,
Queridos chicos:
Lo primero que me sale decir en este momento es que estamos celebrando algo muy lindo y es el cierre de una etapa de un largo camino. Me gusta que podamos coronarlo con este acto, con la Eucaristía, con la entrega de recordatorios y de tantas otras cosas más. Siento que nos hace bien parar la pelota, como dijo hace poquito Scaloni, y disfrutar del camino recorrido, contemplar el crecimiento, darle espacio a la gratitud, hacer fiesta de la buena. Como cuando al subir El Manzano allá en San José de los Ríos desde esa cruz se podía observar el camino que habíamos hecho. Porque si no celebramos lo que ha pasado es como si no hubiera pasado. ¿Se imaginan si cambiáramos de primaria a secundaria de un día para el otro sin hacer una celebración del proceso?
Y bueno, la vida si no tiene eso de celebrar los hitos importantes se vuelve un partido interminable, agotador, como jugar a la play de manera automática y por inercia. Recuerdo haberle escuchado a Pablito Aimar decir sobre el fútbol: “hay que disfrutar del proceso”. ¡Qué importante es tomarse la vida como un proceso personal y comunitario!
En este sentido, desde hace tiempo vengo notando algo paradójico: cómo nos gusta a los argentinos contar la cantidad de títulos que tiene Messi y, sin embargo, a él lo que le gusta es jugar, eso, simplemente jugar en equipo y que por sus esfuerzos el equipo gane. Los premios individuales que tiene ya suman 56 y a él le gustan más los de equipo. Messi, luego de ganar una vez el The Best dijo: «A pesar de lo lindo que son estos reconocimientos, los premios individuales son una cosa secundaria, primero está lo colectivo”.
Y hoy la Primaria de la Inmaculada celebra que sus 100 alumnos dan un paso que fue fruto del esfuerzo personal y colectivo propio y de más de 15 educadores que los han acompañado, de 100 familias y de muchos más que día a día hacen posible que el Colegio abra sus puertas desde hace 161 años. Por eso estamos aquí en esta sala Garay tan linda todos juntos, porque desde 1944 está hecha para que podamos vernos, escucharnos y contemplar la belleza de los procesos de aprendizaje en cada uno y en la promoción entera.
Tantos ensayos, tantas horas dedicadas a que salga bien esta ceremonia, tantas idas y vueltas, indicaciones, esfuerzos, para que hoy sea una fiesta hermosa. Y sin embargo, este acto sólo dura unas horas y requirió días de ensayo. ¡Tan parecido a la vida! Por eso, chicos, familias, educadores: no nos apresuremos para llegar antes a ningún lado, no corramos demasiado detrás de cosas que se esfuman, vamos de a poco aunque la ansiedad nos tiente, aunque el resultado nos pida permanentemente ser los mejores, ser los que más, las conquistas individuales. Que lo desafiante sea que podemos transitar las etapas de la vida disfrutándolas, dándoles el tiempo que las convierten en huellas para la memoria del futuro. Si no, llegamos al final de todo, pero sin recuerdos profundos para vivir bien, con el teléfono lleno de fotos y videos, pero el corazón vacío.
Me sorprende mucho una cosa, chicos. Hoy ninguno de nosotros podría estar aquí sentado si hubiera querido hacer esto solo, así de importante es lo colectivo en nuestro camino. Así fue que se dieron cosas tan lindas como la Copa Fair play, el encuentro/intercambio deportivo en Uruguay, el Aprendizaje en servicio con los chicos hipoacúsicos de Nils Ever, los Encuentros con Cristo, los campamentos, la copa de la Virgen y la copa san Ignacio, y tantas cosas del día a día en las aulas junto a sus maestras y profesores.
Y sí, siempre va a estar esa idea del “sálvese quien pueda y los demás qué me importan”, la mezquina realidad del individualismo que nos amenaza siempre para que no miremos a los costados, para que nos lleve por delante la sola autopreservación y los demás que se las arreglen. Por eso hay que celebrar este paso que damos juntos: para ser “con y para los demás”, y no sin y contra los demás. Esto es lo de Cristo.
Hoy llegamos aquí juntos, familia y escuela, habiendo puesto cada uno a su ritmo lo mejor de sí, su magis, pero en equipo, porque como dice el proverbio africano: “si querés llegar rápido andá solo, pero si querés llegar lejos andá con otros”. A veces me pregunto, llegar rápido y solo, ¿para qué? ¿Sólo para medir nuestras fuerzas personales o de los que son como yo? ¿Qué haremos con una meta tan solitaria y glotona?
Caminar juntos nos ha exigido esperarnos y sé que eso no es fácil, uno quiere muchas veces ser el primero vaya a uno a saber por qué razón del ego caprichoso;
caminar juntos nos ha exigido aguantarnos los errores y fragilidades de los demás, y uno por lo general quiere vivir en la fantasía de creer que todos somos perfectos y logramos las mismas cosas con los mismos resultados;
caminar juntos nos lleva muchas veces a poner a prueba nuestra paciencia y entonces nos asaltan los enojos tan a la orden del día.
Sin embargo, caminar juntos ha valido la pena.
Por eso, lo que se viene en la secundaria será bueno si al cambiar de patio no ceden al famoso “borrón y cuenta nueva” como si aquí no hubiera pasado nada, como si la infancia que van dejando en esta pubertad que atraviesan les supiera a vinagre o algo para olvidar pronto.
Todo lo que hoy celebramos que pasó está sembrado en sus memorias y los acompañará para siempre. Cada gesto de cuidado, cada amistad cultivada, cada sonrisa, cada anécdota, cada aprendizaje, cada descubrimiento, cada reconciliación con un compañero, cada frustración bien llevada, cada alegría… formarán parte de la identidad que están forjando en medio de esta turbulencia de emociones que es la preadolescencia.
Sus familias y nosotros como docentes, esta comunidad que formamos, estamos orgullosos de este camino que están recorriendo, déjense acompañar aunque haya muchas cosas que ya quieran hacer solos y confíen en que Dios está con nosotros. Así lo ha prometido y así lo viene cumpliendo en la vida de cada uno y de todos. Y cuando sientan que la cosa no funciona recurran a él; cuando crean que son menos o más que los demás, hablen con él; cuando sientan que no los comprenden o que no los escuchan, vayan a él.
Y Jesús, que sabe de corazones, se les acercará y les ayudará a crecer como hombres de verdad, como aquellos seres humanos conscientes, compasivos, comprometidos y llenos de bondad que el mundo tanto necesita.
¡Crezcan bien! ¡Copien los buenos ejemplos de sus mayores!
Dios los bendiga,
Gracias por escucharme.
Emmanuel Sicre, SJ
Rector