31 de marzo de 2020
Queridas familias, docentes, empleados y directivos:
Hemos transcurrido la etapa de cuarentena establecida en un principio por las autoridades públicas, y ahora comienza otra como prolongación, que todos sospechábamos y vimos concretada en la nueva resolución presidencial del domingo pasado.
Fueron nueve días hábiles (sin feriados y fines de semana) donde no pudimos encontrarnos, y para todos, significaron dos semanas y media resguardados en casa.
Un tiempo nada sencillo por lo extraño, desestructurante, inesperado.
Nos alegramos de que nadie en nuestra comunidad al día de hoy, tenga que lamentar padecer del Covid-19, agradecemos a Dios y encomendamos a Ntra. Sra. nos siga acompañando.
Así como agradecemos también estar junto a los más necesitados desde los comedores de Alto Verde, y a quienes reciben el acompañamiento desde Manos Abiertas.
Y en nombre de todos debo sobre todo agradecer, y con mucho gusto, el enorme esfuerzo con que directivos, docentes, equipos de acompañamiento, preceptores, tutores, así como desde la pastoral del colegio, se han abocado a la sorpresiva y nada fácil tarea de continuar el trabajo educativo en forma virtual.
A nuestros alumnos de todos los niveles por la excelente disposición, entrega y aportes.
A uds padres (también el personal con sus propios hijos) por volcarse a esta tarea de ser “tutores” imprevistos de los suyos.
Se han resuelto dificultades con gran esfuerzo y se seguirá en esa línea, pero para nadie en el país es sencillo llevar la tarea educativa en estas condiciones. Sigamos comunicándonos ante dificultades pedagógicas, o administrativas por los canales habituales de la institución.
Como nos dijo el Papa Francisco el viernes pasado en su oración y bendición: “Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino sólo juntos.”
El pequeño y fatal virus nos hace encontrarnos con nuestra fragilidad, todo se desarma para que vivamos la experiencia de “remar juntos”. Atrás quedan las exquisiteces, los reclamos, las diferencias y el mañana. Todo es sólo por hoy con la humildad que esto exige, no sin temores e incertidumbre. Pero con la fuerza de la comunidad, la que siempre hizo crecer a la humanidad, y que Cristo vino a revitalizar como Reino, como Pueblo de Dios.
El tiempo además se nos alarga, y el encuentro permanente de todos en casa -no es como en las vacaciones- es más duro pero con muchas posibilidades de conocer lo que no se veía en tanta actividad. De revalorizar lo que somos como familia, más que lo que tenemos o nos falta.
Somos invitados a un encuentro ineludible con nuestro interior, a un diálogo sin ruidos; dejemos que se muestre lo mejor, y lo peor quizás, de nosotros para prender de nuevo. Invitados a querernos de otra forma.
Necesitaremos además de la comunidad para sobrellevar la situación económica y laboral que puede presentarse, el colegio intentará seguir adelante con sus propuestas, pero veremos cómo continua el año y nuestras vidas.
Tendremos por delante, Dios mediante, seis días hábiles más sin encontrarnos antes de la Semana Santa y el posible –rogamos para ello- fin de la cuarentena. Pedimos seguir contribuyendo a mejorar el funcionamiento, sabiendo que se hace lo que se puede, ya que todos estamos en la misma situación.
Todos los días, los jesuitas y los que participan virtualmente, los tenemos presentes en la oración y Eucaristía, y en los brazos del Señor nos ponemos para que nos muestre el camino. Confiados y esperanzados.
Encomendándolos, con afecto
P. Fernando E. Cervera, SJ
Rector