DISCURSO A LOS ALUMNOS 5to AÑO 2024
Estimadas autoridades del Nivel Secundario: Director y vicerrector Prof. Fabián Gómez, Prof. Gabriela Martino y Prof. Ramiro Videla, vicedirectores. Director de Pastoral Prof. Alejandro Olivera. Prof. Alejandra Paniagua, Directora del Primario, Secretaria General, Prof. Elba Lazzaroni, Educadores.
Estimadas familias y amistades presentes,
Queridos chicos:
Recuerdo que cuando comenzamos este año se popularizó el acceso a la inteligencia artificial permitiéndonos usar internet de una manera nueva. Experimentamos cierto vértigo, fascinación y hasta temor al ver la velocidad con la que la IA generaba textos, imágenes, videos, música, y hasta figuras humanas. Todo dependía del comando dado: el prompt. Fue entonces cuando muchos educadores y estudiantes nos vimos, una vez más, desafiados a convivir con una conciencia nueva al respecto. De hecho, apareció la fantasía: ¿Seremos reemplazados? y mi ilusión perezosa: “ChatGPT escribe un discurso para los egresados…” pero: ¿acaso sería posible pedirle a un robot humanoide que nos cuente la historia de los futuros egresados de Inmaculada?
Sin embargo, hay algo que nos devuelve a la realidad: vernos aquí en esta noche tan especial, descubrirnos uno al lado del otro, sentir la compañía de tantas personas queridas, recordar las experiencias vividas durante estos años y encontrar que la memoria está haciendo su trabajo de ubicar los recuerdos para que no se borren.
Me consoló ver a tantos de ustedes en estos últimos días buscando sellar su paso por los “tutelares muros” con gestos sencillos como quedarse en silencio contemplando el patio del Sagrado Corazón, o tomar unos mates y después de hora recorrer los espacios, ir a visitar a su maestra de la infancia para que les cuente un cuento, conversar con las personas que los marcaron, la última vuelta y un largo etc.
Qué lindo saber que la memoria atesorará esos recuerdos. Cómo será de real esto que hace unas semanas un exalumno que cumplió sus 50 años de egresado decía en un discurso: “Fueron tan solo cinco años. Ya pasaron diez veces en la vida esa misma cantidad de días. Sin embargo, aquí estamos, con embargo de emociones, con reencuentros sin brújulas, con distancias que prácticamente desaparecen” (José Manuel Reñé).
Qué increíble ver tan palpable “el amor que nunca muere” gravitando en las historias concretas de una vida. Conmueve que este Colegio genere un sentido de pertenencia tan grande.
A su vez, los veo ahí sentados y pienso que me gustaría que no les pase como al Rey Midas, conocido por su enorme riqueza y su deseo de acumular aún más. Un día, Midas hospedó a Sileno, un amigo del dios Dionisos, al encontrarlo borracho en su jardín. Dionisios agradecido por el favor le concedió un deseo como recompensa. Midas, cegado por su ambición, pidió que todo lo que tocara se convirtiera en oro.
Al principio, Midas estaba encantado: todo lo que tocaba se transformaba en oro puro. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su don era una maldición. La comida y la bebida se convertían en oro al tocarlas, dejándolo incapaz de saciar su hambre o sed, al abrazar a su hija la transformó en una estatua de oro. Midas ya no pudo entablar ninguna relación dado que todo quedaba hecho oro, todo era transformado por su ambición.
Cambiemos ahora la ambición de oro por el oro de la nostalgia. ¿Se imaginan si su presente y su futuro quedara transformado en la nostalgia de lo que fue haber transitado esta formación, si cada nueva experiencia que tengan se tiñera de recuerdos acalambrados, de sus memorias hechas piezas de museo? ¿Se imaginan si cada vez que vengan al Colegio como exalumnos sólo puedan ver lo que ya no está, lo que fue, lo que no volverá?
Chicos, les propongo que todo lo que han vivido en su paso por Inmaculada sea una bendición que les nutra su voluntad, su memoria y su imaginación, y que los lleve al mundo en el que vivimos llenos de esperanza de hacerle frente, llenos de deseos de querer transformar las cosas que no están bien y que dejan a tantos esperando proyectos como Akamasoa para salir de la pobreza, o de las adicciones, o de las injusticias, o del sin sentido. No sería muy ignaciano que el colegio sólo sea una colección de “dulcísimos recuerdos” guardados en una caja de cristal que muestren a otros, como reliquias de sí mismos, diciendo: “yo fui a Inmaculada”.
Su pertenencia a esta comunidad durante tantos años no debería convertirse en un refugio para la nostalgia, o en una cucarda de exclusividad de clase, tampoco en una galería de imágenes de un dispositivo; sino en un impulso nuevo para salir de ustedes mismos, para ir al mundo y encontrar aquello a lo que Dios los invita, para darse por entero con humildad en sus dedicaciones.
El prompt -el comando- del Rey Midas al dios, y que debe haber sonado así como: “quiero que todo lo que toque se convierta en oro”, estaba equivocado porque era muy vacío, descontextualizado, impreciso, torpe, desprevenido, sin medir las consecuencias, escaso de discernimiento. Por eso, desesperado fue a pedirle que revirtiera su deseo y Dionisos lo envió a lavarse en la fuente del río Pactolo para que se deshiciera la maldición. Cuando Midas hizo el click pudo dar el comando correcto al dios: “por favor, quítame esta maldición”.
Los invito a que, pasado el tiempo necesario, se alejen de la nostalgia. Es una cárcel propia de nuestro tiempo turbulento y nos está llevando a regresar al pasado, no para aprender de él como enseñan los buenos historiadores, sino para refugiarnos, para idealizarlo y convertirlo en un amuleto que nos exige volver mágicamente para resolver el presente mirando un mundo que ya no existe.
La nostalgia es una respuesta mañosa de quienes no pueden imaginar ni desear un futuro abierto a las sorpresas, lleno de posibilidades para crear, germinado de Dios, inquietante por la incertidumbre, pero estimulante para los espíritus dispuestos. La nostalgia mata la esperanza y entristece la alegría.
Chicos, no cedan al veneno de la nostalgia, andarán toda la vida pensando que todo pasado fue mejor, cantarán un tango melancólico que les impedirá ver el futuro con entusiasmo y anhelos de más. Si los atrapa la nostalgia o se jubilarán de alma mientras los años pasan viendo cómo las cosas no son, o negarán su pasado dando vuelta la página como si haber estado aquí nunca pasó, como si el secundario fuera un mal necesario, borrarán las fotos de su ex, como hacen los novios despechados. A diferencia de Midas, que eligió la riqueza por encima de las relaciones, ustedes tienen el desafío de servirse de lo vivido aquí no como un fin en sí mismo, sino como un medio para soñar la vida propia y de los demás, y transformarla en algo significativo.
Me pregunto cuál será el prompt que uds. le darán a sus vidas para lavarse la nostalgia de lo intrascendente. A qué Dios le pedirán que los libere de las maldiciones de la falta de atención. Así como Midas encontró la redención al pedirle al dios que revirtiera su error, también ustedes tienen la oportunidad de discernir ignacianamente el ‘prompt correcto’ para sus vidas: que lo vivido aquí sea un tesoro que impulse y no una carga que atrape.
Vuelvan a sus recuerdos del Colegio para darse impulso e ir más lejos. Vuelvan a lo vivido para avanzar más allá. Vuelvan y salten los desafíos que la vida les ponga sabiendo que todo lo que tienen sembrado aquí de bueno, de bello, de honesto nadie podrá robárselos. Ya es de ustedes y está en su sangre como la pertenencia a la familia ignaciana de la Inmaculada. Será ese código genético del Colegio el que les dirá en las encrucijadas éticas de la vida: optá por el bien común, apostá por los demás, trabajá por los que menos tienen, sé un hombre con y para los demás.
Muchas gracias, Dios y su Madre los acompañen.
Emmanuel Sicre, SJ
Rector